domingo, 20 de marzo de 2011

El origen de Troya, la Panteología, las Eras Geológicas y la aparición del ser humano. Primera parte


El origen de Troya, la Panteología, las Eras Geológicas y la aparición del ser humano
Primera parte

I Introito


Cuando daba clases de Literatura en Enseñanza Secundaria, al tratar Homero, estudiábamos la Ilíada y mis alumnos, en general, se interesaban mucho en aquello de que Troya estaba construida sobre nueve antiguas ciudades (figura Nº 1).


1 Ruinas de Troya 


Me había informado al respecto pero en forma, entiendo ahora, un poco superficial acerca de panteología.
Enseñaba que Troya es una ciudad tanto histórica como legendaria, donde se desarrolló, obviamente, la Guerra de Troya. Ésta célebre guerra fue descrita, en parte, en la Ilíada, un poema épico de la Antigua Grecia. Este poema se atribuye a Homero, quien lo compondría, según la mayoría de la crítica, en el siglo VIII a. C. Homero también hace referencia a Troya en la Odisea. La leyenda fue completada por otros autores griegos y romanos, como Virgilio en la Eneida.
La Troya histórica estuvo habitada desde principios del III milenio a. C. junto al estrecho de los Dardanelos y ocupa una posición estratégica en el acceso al Mar Negro.
Tras siglos de olvido, las ruinas de Troya fueron descubiertas en las excavaciones realizadas en 1871 por Heinrich Schliemann (figura Nº 2).


                                                                                     2 Muros de la ciudad de Troya

Según la mitología griega, la familia real troyana fue iniciada por la pléyade Electra, amante de Zeus y el rey de los dioses griegos. Ilo, descendiente de esa pareja, fundó la ciudad de Ilion y pidió a Zeus una señal. Oportunamente encontró una estatua conocida como Paladio, que había caído del cielo. Un oráculo decía que mientras el Paladio permaneciera en la ciudad, ésta sería inexpugnable. Luego Ilo construyó el templo de Atenea en su ciudad, en el mismo lugar donde había caído Paladio y ese fue su hogar. Actualmente se conoce como paladio a un metal raro y brillante de color blanco plateado que fue descubierto en 1803 por William Hyde Wollaston, quien lleva el nombre del asteroide Palas, que a su vez fue nombrado en función del epíteto, que se le aplicó a la diosa griega Atenea, cuando mató a Palas, su compañera de juegos e hija del dios Tritón. Un día, mientras Palas y Atenea estaban practicando lucha, Zeus apareció entre ellas con la égida y Palas, asustada, no pudo esquivar un golpe de Atenea, que la mató. Atenea, en señal de duelo, según otra versión, talló una estatua a su imagen, el Paladio, y adoptó su nombre.
Se decía que la estatua medía tres codos de altura, tenía los pies juntos, una lanza en la mano derecha y una rueca con un huso en la izquierda. A pesar de que comúnmente se consideraba que el Paladio representaba a Atenea, otra tradición, que recoge Apolodoro sobre su origen, supone que la construyó Atenea en honor a Palas, hija de Tritón, con quien se había criado y a quien había dado muerte, involuntariamente, mientras se ejercitaban en las artes bélicas en el Olimpo. La diosa colocó la estatua junto a Zeus hasta que éste, mientras peleaba con Electra, la lanzó hacia la Tierra. La estatua cayó en donde luego la encontró Ilo.
Cuando los griegos llegaron a Troya la ciudad parecía inexpugnable. Fue entonces que se enteraron  Paladio la protegía. Entre muchas versiones la más popular es la que sostiene que los aqueos Diomedes y Odiseo robaron la estatua divina y eso causó la ruina de Troya.
El problema de la autenticidad histórica de la guerra de Troya ha suscitado conjeturas de todo tipo. Los estudios del científico Blegen y su equipo admitieron que una expedición aquea debió haber sido la causa de la destrucción de Troya hacia el 1250 a. C. Actualmente se suele fijar el fin de esta ciudad más cerca del 1200 a. C.  Hasta ahora no se ha podido demostrar quiénes fueron realmente los atacantes de Troya. 
En la década de 1870 el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann excavó la colina de Hisarlik (figura Nº 3).

3 Henrich Schliemann excavó la colina 

La prosecución de los trabajos llevó a Schliemann a distinguir siete ciudades o estadios de ocupación del lugar, asignando la fase de Troya II a la Troya homérica. Entre sus más llamativos hallazgos figura el llamado Tesoro de Príamo. A partir de 1882 volvió a excavar en el lugar junto con Wilhelm Dörpfeld que había trabajado en las excavaciones alemanas en Olimpia. Schliemann se vio obligado a reconocer que el estrato de Troya II era mucho más antiguo y fue Troya VI la que pasó a ser considerada como la ciudad homérica. Tras la muerte de Schliemann, Dörpfeld volvió a excavar entre 1893 y 1894. El resultado de estas campañas fue el hallazgo de nueve ciudades construidas sucesivamente las unas sobre las otras. Después que supe todo eso comprendí que con las excavaciones siempre puede suceder que una nueva disienta con los resultados de la anterior.
En 1998, el sitio arqueológico de Troya fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En aquellas épocas reconozco que no distinguía totalmente bien las diferencias entre antropología y paleontología, en realidad estaba investigando otras cosas y el dictado de clases y estudiar para luego poder transmitir a mis alumnos conocimientos sólidos y valederos, me tomaba mucho tiempo.
Tuve la oportunidad de visitar Grecia en uno de los viajes que pudimos hacer con mi Astrónoma preferida, Esmeralda Mallada, y conocí una Arqueóloga con quien trabé amistad.  (Figura Nº 4).




4 Visitando Grecia




Me enseñó bastante y me orientó mucho. Un día le mencioné a los dinosaurios y me dijo que en realidad ella era experta en antiguas civilizaciones, entre otras la griega, y me puso en contacto con un Palenteólogo, excelentísima persona que sabía mucho sobre eso en aquella época. Lamentablemente hace unos años que falleció pero yo, terco al fin, seguí trabajando el tema por ese vicio de conocer que tiene el ser humano, algunos, por lo menos, y como él me había advertido descubrí que había muchos estudios al respecto y muchas teorías, algunas complementaria y otras contradictorias. Y ahora hay más. Es por ello que, como decía un político de mi país, ya hace tiempo finado, debemos marchar despacito por las piedras. Puede ser que reitere algunas cosas debido a esa intrincada maraña de teorías que existen, aunque espero que al final del artículo les quede algo en claro. Mi amigo, primero me explicó acerca de los tiempos geológicos.
 “Aproximadamente hace cuatro mil quinientos millones de años se estima que terminó la formación de la Tierra  por acumulación de impactos de meteoritos. A los cuatro mil millones de años, aparecen las formas más elementales de vida. Cerca de los dos mil cien millones de años surgen los primeros organismos pluricelulares  conocidos. Seiscientos millones de años, nacen los primeros invertebrados, seguidos de una explosión de formas de vida. Quinientos millones de años, se conocen los primeros vertebrados, en forma de peces. Por los doscientos treinta millones de años aparecen los dinosaurios y los mamíferos más primitivos. Hace sesenta y cinco millones de años se extinguen los dinosaurios y comienza la  expansión de los mamíferos. Hace 5 millones de años aparecen los primeros homínidos. Todavía son simios pero ya tienen alguna característica humana. Hace 200.000 años que apareció el Homo sapiens. La escala del tiempo geológico, dada su enormidad, se divide en unidades más manejables que fragmentan la historia de la Tierra en eones, eras, períodos y otras subdivisiones menores. Esta escala se ha establecido mediante convenio internacional entre los geólogos y paleontólogos, basada en las evidencias de las rocas. Pero la curiosidad humana determina que se siga buscando más información por lo cual las fechas pueden variar según lo que se vaya descubriendo.”                                                       
 Mi amable informante, prudentemente, dejaba las puertas abiertas.
Dentro de las eras geológicas tenemos la Precámbrica, que se considera fue hace unos 4.000 millones de años. La sigue la Paleozoica, antes llamada Primaria, que va, según algunos, desde 590 millones de años a 245 millones de años ó, según otros, de 750 a 250. Para nosotros, creo  que no importan mucho unos pocos millones de años de diferencia. Le sigue luego la era Mesozoica, que va desde los 245 ó 250 millones de años hasta 65 millones de años en donde nace la era Cenozoica. Durante la Mesozoica se produce la aparición, apogeo y extinción de los dinosaurios y también se da la aparición de los mamíferos. Se produce el apogeo de los anfibios y aparición de los reptiles.
Peter Sprechmann, Martín Ubilla y Claudio Gaucher, del Departamento de Paleontología, publicaron un trabajo titulado “Paleociencias del Uruguay”, editado por la Facultad de Ciencias en 1994. En la parte que tratan acerca de las principales extinciones masivas y causas determinantes nos informan, “Para explicar las extinciones masivas han sido invocadas causas extraterrestres (planetarias, galácticas) y terrestres. Las primeras se explican por  el choque de enormes cuerpos o bólidos celestes (asteroides, meteoritos, cometas) contra la tierra, existiendo evidencia de cráteres de impacto vinculados a varias de las extinciones, determinando dramáticos cambios climáticos designados como  “inviernos cósmicos o planetarios”.
Las hipótesis terrestres conjugan una serie de mecanismos, estando los principales cambios climáticos vinculados a un intenso vulcanismo o a la posición de los continentes, cambios en el nivel del mar, etc.
Otras causas incluyen aspectos estrictamente biológicos y, en gran parte, se refieren a los dinosaurios a los que se consideraba poco inteligente, estreñidos o sexualmente incompetentes paras sobrevivir. Los insectos y mamíferos compitieron con ellos por el alimento, fueron envenenados por plantas, exterminados por plagas, etc. (BENTON, 19993b) “.
Fue, entonces, que hace 64,5 millones de años se extinguen casi la totalidad de los reptiles, excepto los actuales lagartos, serpientes, tortugas, cocodrilos y tuátaros. Estos últimos son poco conocidos y su nombre significa espalda espinosa en moarí, idioma de los habitantes de Nueva Zelanda y aledaños.                      
Los límites de las eras son muy difícil de establecer y a menudo no se puede afirmar con seguridad que fueran sincrónicos. Acaeció que sí lo fueron en algunos lugares de la Tierra, pero en otros no. Mientras se producía un acontecimiento, éste no era apreciado en la totalidad, por lo cual dicho suceso no se produjo en todos lados en el mismo momento. Un grupo de seres vivos podían estar viviendo en una era y otros no. Por ello es que las eras sólo son una referencia en el tiempo.                                                                                                                   
Hace unos 250 millones de años, en la transición del período paleozoico al mesozoico, la Tierra sufrió una colisión tremenda con un meteorito que se supone motivó una gran extinción de vida en la misma. Afirma esa teoría el hallazgo en China y Japón en los sedimentos de esa época, restos de estructuras moleculares fullerénicas, que también se hallan en los meteoritos carbonáceos. Los meteoritos traen materia orgánica consolidada de cometas y desarrollan ciertas estructuras fullerénicas que son estudiadas como nano estructuras del carbono. Pero dejemos la aclaración por aquí ya que la nanología no entra en el tema y puede producir estampida. Como por otra parte tampoco es mi fuerte ni mucho menos, concluyamos aclarando que esas estructuras moleculares halladas, también lo fueron en los meteoritos.
Hace 64,5 millones de años ocurrió lo mismo y tuvo consecuencias parecidas por lo cual se extinguieron seres vivos, entre ellos los últimos dinosaurios.
Sprechmann, Ubilla y Gaucher nos dicen “En ambientes terrestres se documentó la extinción de los dinosaurios, de reptiles voladores (pterosaurios), y algunas familias de aves y mamíferos marsupiales. Es de destacar que no sobrevivió ningún animal terrestre que pesara más de 23 Kg.… La causa más probable para explicar la muerte repentina, planteando un modelo catastrófico, es un cuerpo extraterrestre”.
Hay científicos que afirman las extinción fue paulatina y por diversas razones. Pero eso lo veremos en su oportunidad. Si se descubren evidencias de que en algún momento los dinosaurios convivieron con los humanos se pueden obtener datos muy interesantes, aquí entra a tallar de nuevo la paleontología (figura Nº 5). Y a eso vamos a abocarnos de inmediato.
                                                            5 Se extinguieron seres vivos, entre ellos los dinosaurios






II Los seres humanos poblando la Tierra



Los mamíferos  evolucionaron de un tronco de reptiles primitivos durante el período Triásico, entre 200 a 245 millones de años atrás. Según otros científicos el período abarca entre 200 y 100 millones de años.
Al caso, el monotrema ornitorrinco es un reptil que aspiraba a llegar a ave y se quedó por el camino.
Hace dos meses, el 10 de Setiembre de 2010, un equipo de paleontólogos que trabajaban las orillas de un río en Tanzania desenterró los restos de una especie de cocodrilo hasta ahora desconocida. La exploración se realizó en una roca del Periodo Cretáceo Medio y tiene 105 millones de años de antigüedad.
El finado, algo desproporcionadamente largo de tamaño, poseía dientes parecidos a los de los mamíferos y su forma de vida era terrestre. Ello confirmaría la teoría de que los cocodrilos tuvieron una diversidad mucho mayor que la que presentan hoy y que durante el Período Cretáceo dominaron nichos ecológicos en el hemisferio sur que coincidían con los mamíferos primitivos que poblaban  el hemisferio norte.
El equipo internacional de investigadores dirigido por Patrick O’Connor de la Universidad de Ohio ha analizado y descrito el nuevo animal.
“A primera vista, este cocodrilo está intentando con mucho empeño ser un mamífero”, afirmó bromeando O’Connor.
Pese a que numerosos rasgos muestran claramente que el animal tiene aspecto de cocodrilo, varias características de esta, hasta ahora desconocida especie, incluyendo una reducción en el número total de sus dientes, son muy similares a rasgos que fueron decisivos durante la historia  evolutiva de los mamíferos desde el Mesozoico hasta el Cenozoico. Los investigadores han dado al nuevo animal el sencillo nombre de Pakasuchus  kapilimai.
A pesar de los rasgos en el Pakasuchus, que son inusuales para la familia de los cocodrilos, incluyendo una espina dorsal extremadamente flexible, el  animal claramente es un de ellos. Lo que no se sabe es si pensaba como los demás cocodrilos o tenía algunas otras aspiraciones.
Las placas óseas son mucho menos pronunciadas alrededor de la espalda y costados del animal, lo que debió permitirle posiblemente una mayor movilidad. La diferencia más notoria es la inusual dentadura, que hace suponer eran más evolucionados desde el punto de vista gastronómico.
Otra integrante del mismo equipo investigador, Nancy Stevens, tiene la idea de que el rasgo fundamental que distingue al Pakasuchus de la familia de los cocodrilos de la época, que se mantiene hasta el presente, es su dentadura. La estructura de ésta sugiere que este pequeño animal ocupaba un nicho  alimentario claramente diferente a los de los cocodrilos modernos. Los dientes sugieren que tenía la capacidad de procesar alimentos de una manera que los cocodrilos contemporáneos, con sus técnicas de morder y tragar, no poseen, a diferencia de casi todos los mamíferos quienes sí tienen esta habilidad: masticar.
Don Pakasuchus estaba más evolucionado y sólo le faltaba trepar a los árboles e intentar tomar las presas con sus manos, para luego sentarse a almorzarlas.
Los primeros primates fueron animales de hábitos nocturnos que generalmente vivían en los árboles. Con el tiempo, algunos de éstos fueron cambiando sus hábitos y características físicas, su cráneo fue mayor, creció su cerebro, podían tomar objetos con las manos y adaptarse al día, amén de alimentarse de frutas y vegetales.
Se denominó humínidas a una de las dos familias de monos en que se dividió el grupo de los primates. Mientras que en la familia del orangután, del gorila y del chimpancé no hubo cambios importantes, hace 15 millones de años en la familia de los homínidos comenzó la evolución hasta el hombre actual. En ello tuvo mucho que ver el pulgar oponible.
Paleontólogos reconstruyeron huesos de un cráneo entre restos fosilizados atribuidos a Toumaï, de siete millones de años, y la reconstrucción del cráneo en tres dimensiones confirma que se trata de “la especie más antigua conocida de la familia humana”. El ancestro más lejano del ser humano es entonces el Toumaï. Quedaría por averiguar si la antigüedad de Toumaï se retrotrae a 65 millones de años para poder probar que convivieron con los dinosaurios. 
Si el registro más antiguo de la familia humana se halla entre 7 a 8 millones de años o tal vez a 10 y surgieron hace 15 millones de años, no es posible que convivieran con los dinosaurios, si lo hicieron con el mamut. La única posibilidad sería que no todos los dinosaurios hubieran desaparecido hace 65 millones de años y que sea cierta la teoría de su extinción paulatina. Para poder afirmar eso con certeza habría que encontrar junto a restos humanos también restos de dinosaurios y hacer, si es posible, un estudio de ADN. El mes próximo estudiaremos, al respecto, los fósiles que se encontraron en Texas y Nuevo México 
Poseían  sus componentes una talla de 1,05 a 1,2 metros, es decir, cercana a la del chimpancé común, pero  no se parecían a un chimpancé ni a un gorila, se sitúan en el grupo de los homínidos y no en el de los grandes primates. Ello se debe a que el fósil Toumaï presenta  características que lo distingue a la vez de los grandes simios africanos actuales y de los demás tipos de homínidos fósiles catalogados actualmente. Estas características anatómicas permiten considerarlo como un pariente del último ancestro común de los chimpancés y los humanos, pero también como el más antiguo representante de los homínidos, que no era tan primitivo como se pensaba antes. Su cráneo es simiesco, aunque de rostro breve y dientes pequeños, en particular los colmillos, lo cual le acerca a los humanos. Su volumen cerebral es de 350 centímetros  cúbicos. Tiene rostro alto y poco  prognato, caninos relativamente pequeños, y ausencia de espacio entre los dientes. Como referencia comparemos su capacidad cerebral con el ser humano actual que tiene entre 1.200 a 1.660 centímetros cúbicos.
 Michel Brunet, el descubridor de Toumaï, opina que pertenece a la rama de los homínidos, muy cerca del antepasado común con el chimpancé, pero en la línea hacia los humanos: “de los caracteres derivados que se encuentran en la dentadura de Toumaï, se deduce que forma parte de la rama humana”.
Pero otros, como Yves Coppens o Brigitte Senut, piensan que Toumaï se sitúa en la rama que lleva al  chimpancé. Sin embargo predomina el concepto de que sí son homínidos. Cariñosamente les obsequio una foto de lo que queda (su cráneo)  del homínido hallado en julio de 2001, el registro más antiguo de la familia humana (figura Nº 6).

 



                                                           6   El registro más antiguo de la familia humana

Diversas fueron las especies que unieron a los seres humanos actuales con los primeros homínidos.    Dentro de los saltos evolutivos está el primate homínido denominado Australopithecus, verdadero cambio entre primates y humanoides.
La antigüedad del Australopithecus (simio sudafricano)  data de hasta 4 millones de años. Existen varias especies y todos sus componentes poseían una altura de un poco más de un metro, su volumen cerebral era inferior a 400 centímetros cúbicos. Sus caderas, piernas y pies eran más semejantes a los humanos que a los simios aunque el cerebro se asemejaba al de éstos animales y poseía un tamaño similar al gorila (figura Nº 7).


7 Australopithecus

Poseían mandíbulas grandes y tenían el mentón hundido. Caminaban erguidos y podían correr, a diferencia de los simios. Se ha comprobado que eran carnívoros y que machucaban los huesos de sus presas para extraer el tuétano. Así lo confirman los restos encontrados en sus hábitats.
El ejemplar más famoso hallado se descubrió en 1974 en Hadar, Etiopía. Eran los restos de una joven mujer de la que se encontraron 52 huesos de un esqueleto semi completo, con una edad aproximada de 3.2 millones de años. Sus descubridores le pusieron Lucy de nombre por una famosa canción y durante un tiempo tuvo el honor de ser considerada la abuela de la humanidad. Lucy trepaba los árboles y también caminaba en dos pies.
Su hallazgo se vio reforzado posteriormente al encontrarse un grupo nuevo de piezas de la misma especie, incluyendo cráneos. Éste grupo de fósiles es conocido como “La primera familia” consistente en fósiles de al menos trece individuos (figura Nº 8)


                                                                                          8 La familia de Lucy


El Australopithecus sediba (arroyo en sesotho) fue descubierto en agosto de 2008 en la cueva de
Malapa,  cerca de Johannesburgo, Sudáfrica. Según sus descubridores podría ser un ancestro directo del género humano. Este nuevo homínido está representado por dos individuos bastante completos, un  varón juvenil, y una mujer adulta. Pero aparte de estos dos especímenes, se descubrieron dos individuos más, un infante y otra mujer adulta, pero todavía no han sido publicados.
La mujer se identificó gracias a la forma de su mandíbula y de la cadera, y por un análisis de los dientes se pudo calcular la edad entre 20 y 30 años, al momento de su muerte. El varón tendría unos 12 años. Lo más probable es que fuesen conocidos e incluso parientes, ya que el momento de su muerte se calcula entre horas y semanas de diferencia.
Tenían brazos más largos que los de un humano actual, pero con rostro más parecido al humano que al de los Australopitecos. Medían más o menos un metro veinte de altura, y la mujer habrá pesado unos 33 kilos, mientras que el joven unos 27. El cerebro del joven medía entre 420 y 450 centímetros cúbicos
Según el descubridor Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand, los fósiles tienen una mezcla de características, con algunas más parecidas a australopitecos, o sea más simiescas, y otras, más cerca del género humano (figura Nº 9).

                                   
9 Cráneo de Australopithecus Sediba

El cerebro, por ejemplo “pareciera ser más avanzado que el de los Australopithecus, tiene características que tienden a atribuirlo a los primeros miembros del género Homo”.
También el rostro, acerca al Australopithecus Sediba hacia el género humano, ya que tiene dientes pequeños y una nariz proyectada. Al mismo tiempo tiene brazos muy largos, tanto como los de un orangután actual, similar a los de otros Australopithecus.
Otra característica más arbórea son sus dedos, que están curvados, una adaptación a trepar, pero a la vez son cortos como en los humanos. Las piernas son largas, y los tobillos parecen ser intermedios entre los primeros homínidos y los humanos modernos. La cadera y pelvis se acerca más a la estructura del Homo erectus, según Berger y colegas. Todo esto indica que Australopithecus  Sediba podría caminar de forma erecta y con zancadas, una forma más eficiente de caminar y correr.
No hay un dimorfismo marcado, o sea, hembra y macho son similares en tamaño, y su forma física es idéntica, lo que también lo acerca a la familia humana, y lo aleja de los Australopithecus.
Esto también podría indicar que tenía un comportamiento social en el cual no hay necesariamente un macho que domina sobre un grupo de hembras, y donde son más cooperativos los machos, en vez de luchar entre sí por las féminas.
Fueron datados mediante una combinación de técnicas, que dan una cifra aproximada de 2 millones de años. Un método radiométrico conocido como Uranio-Plomo arrojó unas fechas entre 2,024 y 2,026 millones de años del estrato inmediatamente inferior al de los fósiles. Otro paleomagnético del mismo estrato de los fósiles sugiere que tendría una antigüedad de entre 1,95 y 1,78 millones de años. No sólo las características lo ubican muy cerca tanto de Australopithecus como de los primeros humanos, sino también la fecha en que vivieron, ya que los fósiles más antiguos de Homo habilis, por ahora el primero de nuestro género, tienen unos 2,3 millones de años. Lo que podría indicar, según los autores, que es un ancestro inmediato del género humano.
El Australopithecus Sediba podría mediar en la controversia que se venía dando en paleoantropología sobre el origen del género Homo. Algunos decían que podría tener su cuna en Asia, por el fósil Homo georgicus, que tiene 1,8 millones de años y fue descubierto en el Cáucaso. Pero el Sediba llevaría nuevamente el origen de los humanos a África, y más específicamente a Sudáfrica.
“Cabe una aclaración: No es un eslabón perdido. Es tan sólo un fósil más. La evolución no puede representarse como una cadena, y cada especie como un eslabón. Si así fuese cada nueva especie que se descubra, sea la que sea, tendría derecho a ser llamada el eslabón perdido. Pero la evolución sería más práctico imaginarla como un árbol o un arbusto, y cada especie como una rama”.
Según opinan los descubridores, podría ser descendiente de Australopithecus africanus, el cual vivió entre 2 y 3 millones de años atrás, y que hasta la fecha se creía el ancestro más directo y reciente del género Homo del que formamos parte. El Australopithecus Sediba se aleja del Australopithecus afarensis y de otros australopitecos.
Según cuentan quienes estudiaron al fósil y la cueva en la que fueron descubiertos, vivían en un ambiente muy similar al que se ve hoy en día en la zona de planicies con valles boscosos.
Se cree que los dos individuos hallados murieron al mismo tiempo, tal vez cayendo a la cueva, que antes tenía una entrada vertical, y fueron sepultados poco después por una pequeña inundación que los cubrió de sedimentos. Esa es la razón por la cual hoy en día pudieron estudiarlos, sino seguramente habrían desaparecido por completo y no se habrían fosilizado.
Junto a los Australopithecus, se descubrieron otras 25 especies animales, incluyendo hienas, perros salvajes, tigres dientes de sable, gatos salvajes, caballos, antílopes, conejos y otros.
Todos los fósiles fueron preservados en una sustancia parecida al concreto, un sedimento muy duro y difícil de trabajar para los paleontólogos.
Un dato anecdótico es que Berger y colegas usaron Google Earth para descubrir el sistema de cuevas en el que podría haber fósiles interesantes, y fue luego el hijo de Berger Matthew, apenas un niño, quien dio con el Australopithecus Sediba.


Hace 2.5 millones de años apareció el Homo Hábilis. Poseía una capacidad craneana de 680 centímetros cúbicos y su altura alcanzaba casi un metro y medio. Era robusto, ágil y caminaba erguido. Además tenía desarrollada la capacidad prensil de sus manos, usaba el pulgar oponible. Utilizaba el fuego pero se supone aún no sabía producirlo. Vivía en cuevas, era recolector, semillas, raíces, hojas verdes, tallos y frutos eran parte de su dieta. Pescaba y recolectaba mariscos y moluscos. Ocasionalmente capturaba algún animal menor para alimentarse de él, pero posiblemente no era un cazador organizado porque no contaba con instrumentos adecuados para ello (figura Nº 10).

                                                          
10 Homo Hábilis
Otros científicos afirman que el extinto homínido Homo habilis vivió desde hace aproximadamente 1,9 hasta 1,6 millones de años antes del presente, Se encontraron los fósiles en Tanzania, África, entre 1962 y 1964. Cuando fue descubierto se le consideró como la especie más antigua de Homo
Su nombre significa "hombre habilidoso" y hace referencia al hallazgo de instrumentos líticos probablemente confeccionados por éste. Se han realizado estudios detallados de los restos óseos de sus manos para verificar si realmente sería posible que este Homo los hubiera realizado. Los científicos concluyeron que era capaz de prensión de agarre para realizar las manipulaciones necesarias en la fabricación de utensilios de piedra; probablemente, era carnívoro oportunista.
Se observa en ellos un importante incremento en el tamaño cerebral con respecto a Australopithecus, que se ha calculado entre 650 y 800 centímetros cúbicos Tenía cara corta y dedos curvos de pies y manos, lo que indicaba aún utilizaban los árboles. Bueno, en la península de Yucatán vimos a unos niños trepar cómodamente por los troncos de palmeras y bajar cocos para complacer a los turistas, pero sigamos con el tema.
La posición bípeda en las hembras de homo habilis, provoca una reducción de la pelvis que tiene como consecuencia un adelanto de los partos y la necesidad de un mayor tiempo dedicado a la crianza y así la necesidad de mantener vínculos sociales fuertes que potencialmente coadyuvan al desarrollo de una  organización tribal más organizada. Se trata de una especie con un aspecto mucho más humano que el encontrado en los Australopithecus. Por ejemplo, la cabeza del fémur es más grande, corta y redondeada y la pelvis tiene un aspecto más avanzado. Su altura era similar a Australopithecus africanus, de unos 1.3 metros y su peso sería de unos 40 kilogramos.
Hallazgos realizados en el noreste africano acercan la existencia del Homo habilis a fechas más recientes: hasta por lo menos 1.440.000, por lo cual al menos por unos 500.000 años coexistieron en los mismos territorios Homo habilis y Homo erectus. Los investigadores opinan que inicialmente no debieron haber existido mayores conflictos entre las dos especies, sin embargo el crecimiento de la población de
Erectus habría terminado con una lucha en pos de los recursos de la cual habría salido exitoso Homo erectus. Ese mismo hallazgo pone en duda, por otra parte, una filiación directa entre ambas especies. Aunque hay autores como Erik Trinkaus que opinan que la convivencia no descarta que Homo habilis fuera ancestro directo de Homo erectus.
El primer Homo que se ha encontrado es el Homo habilis. Se piensa vivió hace dos millones de años Se observa como dato importante un enorme incremento en su tamaño cerebral, que se ha calculado entre 650 cm3 hasta 800 cm3, en un cráneo aplastado llamado 1470, encontrado en Koobi Fora. Los restos se han hallado en Kenia, en  la localidad de Koobi Fora y en Tanzania, en la conocida Garganta de  Olduvai.
El incremento del cerebro mencionado anteriormente, fue calculado alrededor de 44%. Este incremento es significativo porque el tamaño del cuerpo no tuvo grandes cambios, lo que representa un desarrollo enorme para el cerebro en relación al cuerpo. Tomando huellas craneanas se pudo observar que la expansión del cerebro no fue uniforme. Se desarrolló el lóbulo frontal del área de Broca y se redondeó notablemente el lóbulo parietal inferior, como comenta Eccles. Estos abultamientos, corresponde al área del lenguaje de Wernicke. Otro desarrollo importante corresponde al lóbulo parietal superior. Este incremento del área del habla podría indicar su uso.
Analizando algunos de los huesos de las extremidades recuperados se puede reconocer que se trata de una especie con un aspecto mucho más humano. En el cráneo se  presentan las diferencias más notables. Su rostro es menos prominente.
Su aparato dental era mucho más refinado. Los molares aún son grandes y con una gruesa capa de esmalte pero son más estrechos que los del africanus. Los incisivos son más grandes y con la función de cortar. Los cambios observados en este aparato dental se pueden deber a un cambio en su alimentación. No obstante se ha analizado el microdesgaste y se pudo comprobar que su dieta sería fundamentalmente  frugívora pero muy diversificada (figura Nº 11).

11 El homo Hábilis en su hábitat

Su nombre "hombre habilidoso" hace referencia al hallazgo de instrumentos líticos confeccionados por éste. Se han realizado estudios detallados de los restos óseos de sus manos para verificar si realmente sería posible que este homo los hubiera realizado. Napier concluyó que era capaz de prensión de agarre para realizar manipulaciones necesarias en la fabricación de utensilios de piedra. No hay dudas que su andar era erguido, así lo atestiguan los rasgos de su pelvis, columna, miembros y foramen magnum. Podemos concluir que tanto los huesos de las manos como de las piernas estaban más próximo a los seres humanos modernos que a los antropomorfos.
El Homo habilis se originó posiblemente a partir de la radiación  sufrida por el Australopithecus africanus hace unos 2,5 millones de años, persistiendo hasta hace 1,6 millones de años”.  
Mas luego aparecieron el Homo Erectus, el Homo Sapiens Neandertal, el Homo Sapiens Sapiens o los humanos actuales
En la próxima entrega veremos "la abuela ó las abuelas de la humanidad", Lucy y Ardi.





      















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